Handlebars.

    En el irlandés bar de París, esperando ver tu mentira. Sonaba 'Between Love & Hate'. Sentada estaba yo ,en un lejano taburete,de una forma estratégica. Delante una copa de vino tenía, mareandola, oliendola,e intentando disimular mi presencia. La mesa del fondo estaba llena de euforia. Vasos vacios y un olor alcoholizado.  En la mesa que estaba junto a la ventana, unos jóvenes, miraban trás ella, sin ningun tipo de recato, a una muchacha paseando. Perplejos se quedaron al ver el vuelo de su falda. Todos y cada uno de ellos, deseando tener una noche de lujuria junto a ella. Me faltó poco para darme cuenta de que no había más que hombres en aquel local. 

Perfecto lugar para cometer un pecado original.

Y ahí estabas, ni falta me hizo girarme para ver tu entrada, ya que tu inconfundible perfume te delató. Junto a ti, estaba ella. Esa mujer a la que tantas ganas tenía de ver. Y sí, mis intuiciones no fallaban. Me situaba en un taburete practicamente invisible, por lo que todo podía ver, y verme nadie podía.

Sentado te ví, con ella a tu derecha acariciandote suavemente la nuca, de forma tímida. Pudor me dió al verlo. Ardor y furia fueron mis síntomas. Pero nada hice, quise dañarme más. Un beso. Otro. Una copa. Dos más. Bebia para no ver. Bebia para no callar.  Y ocurrió. Un cruce de miradas. Nuestro cruce de miradas.  Qué cara de imbécil se te quedó. Qué cara de odio se me quedó. Me levanté, me fuí.

Di por zanjada esta relación de mentiras y cobardía. Intenso dolor.

Perfecto equivoco. Perfecta jugada.